viernes, 21 de enero de 2011

Don Amador/vicisitudes citadinas


Rebanadas / Vicisitudes citadinas

Reforma

(11-Mar-2005).-



Desde cuando tenía ganas de regresar a Don Amador en Avenida de La Paz, que según su dueño hace honor a Don Amador Prendes fundador del famoso restaurante Prendes que estaba en 16 de Septiembre en pleno Centro de la Ciudad, renombrado por su cocina mexicana, la gente famosa que lo visitaba y por un mural donde aparecerían estos personajes una vez que pasaran a mejor vida.
A sabiendas de esto y con el antojo de comer lo que se conoce como "comida mestiza" fuimos a este establecimiento que respetuoso de la tradición tiene los clásicos murales como parte de su decoración, ambientado además en espacios abiertos con una muy rica luz natural y toques de el tan de moda minimalismo mobiliario.
De su carta sobresalen platillos tan diferentes que van desde los tacos de lengua en salsa verde hasta los pulpos a la gallega. Metidos ya en este ambiente mi marido no dudó en pedir su tequila Herradura blanco como aperitivo de $65, acompañado con sangrita, limones partidos y sal de grano. Yo en cambio pedí una limonada, no por desentonar, pero en una tarde calurosa y viniendo del tráfico insoportable que parece que es y será parte del paisaje permanente del DF se me hizo lo adecuado.
Para la hora en que llegamos, más o menos las 2:15 de la tarde, había pocas mesas ocupadas. La verdad es que ni cuenta nos dimos, pero cuando volvimos la mirada al lugar, ya se encontraba con una muy respetable concurrencia. Me percaté que en la mesa de al lado, un grupo de señoras no se sentían muy cómodas en las sillas, que no es que estén mal; tienen descansa brazos y asientos muy ricos, pero la verdad es que el respaldo, al ser curvo, tal vez con el tiempo resulte un poco incómodo para nosotras. Ni tardo, ni perezoso, el mesero les hizo llegar unos cojines para la espalda, que agradecieron infinitamente.
Para abrir boca, pedimos los ya citados tacos de lengua de $52 hechos con tortillas meneadas y también un fideo seco (ni tan seco) de $50 que estaba buenísimo. Pedimos también para compartir un cebiche de camarón con pulpo de $92 muy bien sazonado, fresco y muy sabroso que acompañamos de unos chilitos toreados bravísimos pero que combinaron muy bien.
Aunque el plan original era pedir el filete Chemita, se trata de un filete marcado y frito en mantequilla que es una de las especialidades, decidimos seguirnos con la temática del mar y mi marido pidió al capitán que si le podían preparar el Filete Rodrigo, que no viene en la carta, que consiste en un filete de huachinango desmenuzado cubierto con cilantro, jitomate y cebolla picados, limón y salsa sazonadora acompañado con tortillas para taquear, y que cuesta $140 pesos.
Redondeamos este agasajo con una botella de vino Arabarte Tempranillo 2003 de $370, joven y adecuado para nuestra comida. En general nuestras selecciones resultaron muy afortunadas. Las salsas que acompañan a los platillos, son igualmente buenas. Tienen una roja de chile guajillo, otra roja pero de chipotle y otra verde de chilito serrano. El único pero, con ganas de ponerme exigente, por la altura del lugar, se lo pondría a las tortillas, que no están recién hechas.
A la hora del postre ya saboreaba algo dulce. Al quedar todavía un poco de vino mi marido, fiel a la tradición, necio en sus decisiones, pidió que probáramos un queso manchego español de $90, que le gusta curado con un chorrito de aceite de oliva y pimienta. Esta vez su opinión fue muy acertada, estaba excelente, el aceite de oliva le daba un sabor muy bueno y así, al más puro estilo europeo, cerramos con broche de oro.


Galicia en su mas alta expresion





Galicia en su más alta expresión

Reforma

(29-Jul-2005).-


Amante de la cocina otoñal, el chef Miguel Andión Fontan, interpreta los sabores de su tierra y entrega en las Jornadas de Cocina Gallega de Alta Expresión (hasta el 6 de agosto), en Don Amador Polanco, ensaladas engelatinadas y moléculas de lenguado y camarón, entre otros platillos.
"Hago varios tipos de cocina, pues para hacer cocina elaborada tienes que tener una base de cocina clásica. Mi culinaria integra los sabores tradicionales de la cocina gallega, pero a mi manera", explica Andión Fontán.
La presentación y el concepto del platillo cambian. En una ensalada de jitomate con cebolla y lechuga, los ingredientes se presentan como una gelatina, una mousse y una chip, respectivamente, lo que crea un juego visual y de texturas que él llama deconstrucción de los platos.
"Con muchos productos puedes conseguir texturas muy distintas que no te puedes imaginar a veces. Y combinan muy bien, por ejemplo, hay ciertos ingredientes y productos que cambiándoles la textura se mejoran en una cosa u otra", comentó.
En su opinión y en su culinaria, todos los ingredientes pueden prepararse de todas las formas y hacerlos dulces, salados, amargos, fríos o calientes.
"Mi cocina favorita sería una fusión entre cocina japonesa, mexicana, mediterránea y gallega, ésa sería mi favorita, que no existe", compartió riendo este chef que visita el País tres meses al año, desde 2004, por unas jornadas de gastronomía gallega clásica en el Hospital Español.


Vieiras a la viguesa

4 porciones
Tiempo de preparación: 30 minutos
Grado de dificultad: sencillo

1 cebolla
2 pimientos rojos
2 pimientos verdes
1 taza de vino albariño
2 dientes de ajo
16 vieiras o callos garra de león
1 taza de pan recién molido
Sal y pimienta blanca


PREPARACIÓN:

Saltear la cebolla, los pimientos y el ajo picados con aceite de oliva. Añadir el vino y dejar reducir. Asar las vieiras salpimentadas en la plancha. Colocar los pimientos en platos individuales y cubrirlos con pan molido. Dorarlos al horno. Servir encima de ellos las vieiras.
Recetas cortesía de Miguel Andión Fontan.
Contenido Nutrimental

Calorías: 195
Proteínas: 5g
Grasa: 2g
Colesterol: 7mg
Carbohidratos: 13g
Fibra: 1g
Calcio: 10mg
Sodio: 450mg
Hierro: 3mg

*Cantidad por porción




Pocos años, una trayectoria


Miguel Andión Montan a sus 23 años de edad ha participado en varios proyectos

- Hotel Tryp Mondariz-Balneario
- Restaurante Il Piccollo (Pontevedra)
- Restaurante Il Duomo (Vigo)
- Hotel Formentor - Restaurante El Pi (Mallorca)
- Restaurante Ca'n Guarassa (Mallorca)
- Hotel Santamarina (Mallorca)
- Restaurante Marchivirito (Badajoz)
- Hotel Riu Corralejo (Fuerteventura)
- Restaurante La Bufona (Vigo)
- Restaurante Tapas Areal (Vigo)


Experiencia en México

- Restaurante Salón Rojo (2004, 2005)
- Restaurante Centro Castellano (2004)
- Restaurante Don Amador (2005)


Muy pronto...
Llegando me voy a montar un negocio en Vigo de cocina elaborada, pero para distribución. Hacer banquetes, distribuir... que mi comida la pueda comer todo el mundo."


Los tres elementos de su olla

- Del mar las cigalas porque me parece el producto más simpático, más sabroso y me gustan mucho.
- Del bosque las setas, los hongos, me encantan los hongos. Los buenos se pueden comer crudos, en carpaccio, confitados... hasta en helado.
- Del cielo las codornices porque... también son simpáticas y son de temporada de otoño.

Andanzas Sureñas





Don Amador

Ese mismo día por aquellos rumbos y con el afán de que una rica comida nos quitara el sabor de ese mal momento que nos dejó Distroller, atravesamos mi marido y yo la calle para irnos directo a Don Amador, ubicado exactamente en Av. De la Paz 45.
No cabe duda que la mejor bienvenida te la dan las pinturas de personalidades que son el atractivo más interesante de su decoración. De hecho desde que llegas puedes entretenerte repasando los nombres de artistas, pintores, toreros y ex presidentes entre otras personalidades.
Un dato curioso que nos comentó nuestro amable y servicial mesero llamado Iván Mota, fue que para estar en estas paredes hay que cumplir tres requisitos indispensables, primero haber visitado el lugar, cosa que cumplimos mi marido y yo, segundo ser una personalidad importante, ahí se nos empezó a complicar el asunto, y tercero, haber muerto, o sea que Dios nos libre. Preferimos no formar parte de la decoración.
Ya bien instalados en nuestra mesa, el mesero trajo una canasta de pan que parecía recién sacado del horno, estaba muy suave y fresco, el cual disfrutamos mucho. Como esto nos representaba un peligro latente, pedimos su carta y del apartado de las entradas ordenamos unas tostadas de atún de $90 y unas setas salteadas de $47. Las primeras resultaron toda una delicia, el atún venía preparado con salsa inglesa, jugo Maggi, un toque de limón y cilantro, esto sobre una tostada embarrada con mayonesa, diferente a como las hemos probado en otros lugares y la verdad me quedo con éstas.
Las setas por otro lado a mi marido le encantaron, venían fritas en aceite con ajo y unos aros de chile guajillo. Tengo que mencionar que estaban muy buenas, sin embargo a mí me parecieron un poco grasosillas, así es que preferí hacer un huequito para pedir nuestros siguientes platillos.
Mi marido pidió la sopa de hongos de $55 y el filete cabrales de $140, mientras que yo una crema de fríjol de $50 y un cebiche de pescado de $110.
La crema de fríjol estaba rica, nada espesa y servida con queso fresco y crema, lo que le daba un sabor exquisito. La de mi marido, el toque especial que tenía eran los granos de elote que le ponen, lo que según palabras de él, le agradó mucho. Tal vez y como sugerencia de la receta de mi abuela, yo le pondría unas ramitas de epazote para darle más sabor al asunto, pero bueno eso ya es cuestión del chef, que se nota le pone mucho empeño a su cocina.
De los siguientes platillos puedo decir que mi cebiche estaba divinamente presentado, pero lo que les falló un poco desde mi punto de vista era que el pescado no estaba fresco y por lo tanto hacía que el sabor de éste no fuera el que más me convenciera, de hecho sólo le di unas cuantas probaditas y preferí robarle a mi marido un poco de su filete que estaba espectacular.
Su platillo venía bañado en una salsa de queso de cabra riquísimo y la combinación del roquefort que viene encima del corte lo hizo sencillamente delicioso, si visitas este lugar no puedes dejar de probarlo.
Cuando Iván, nuestro mesero, se dio cuenta de que habíamos arrasado con el plato del filete y no así el mío, sugirió traer algo más a cambio del cebiche, detalle que verdaderamente se agradece por el sólo hecho de saber que les interesa que estés lo mejor atendido posible.
Bueno para no hacerles el cuento largo pedimos para compartir unos churros de $50 acompañados de cajeta, chocolate y vainilla, y dos americanos de $19. No cabe duda que cerramos con broche de oro, los churros estaban recién hechos y por lo tanto deliciosos, fue un acompañamiento perfecto para nuestros cafés. La verdad es que los felicito por su excelente y amable servicio, por la calidad en sus alimentos, y por el detalle de no haber incluido en la cuenta aquel cebiche que seguro regresaré a probar para constatar que se preocupan por los que disfrutamos de su cocina.


FW: Decepciones y Sorpresas





Don Amador en Avenida La Paz

Bajo la premisa de "Nada es Eterno", después de varios años de ser la sede del restaurante Los Irabien, la instalación de Avenida La Paz número 45 en la colonia San Ángel es ahora el lugar donde se encuentra Don Amador.
Este restaurante que también está en Polanco hoy en día es una nueva opción en el sur de la ciudad.
La sorpresa viene cuando terminas de subir por esas escaleras que siempre te llevaban a Los Irabien, hoy ha cambiado totalmente, de inmediato te sientes en Don Amador, aquí en cuanto llegas notas el cambio, ahora el piso es de madera y los retratos de grandes personajes del siglo 20 resaltan a la vista.
En la mesa que nos dieron, por cierto en un agradable rincón, teníamos muy cerca los retratos de Sara García, Agustín Lara, Joaquín Pardavé, Carranza, Cantinflas, Tintán, entre otros grandes referentes del cine y la vida pública nacional.
El lugar se siente vuelto a nacer, nos tocó lleno a su máxima capacidad, había de todo, hombres de negocios, mujeres ejecutivas, amigas reunidas y señoras maduras disfrutando de la cocina de Don Amador, que retoma según ellos lo mejor del Prendes y lo adapta a nuestros días.
Para comenzar pedimos una entrada al centro que consistió en un jamón Serrano español de $185 pesos, acompañado con jitomate encima, esta delicia fue un buen inicio que nos envolvió en un ambiente agradable.
Parecía que todos los asistentes la pasábamos bien, menos los meseros que literalmente corrían de un lugar a otro para satisfacer a los comensales. No sé si sea porque hay muy pocos para el lugar o simplemente no esperaban en inicio de semana una concurrencia de semejante magnitud.
Enseguida mi marido no dudó en ordenar un arroz al azafrán con camarones de $97. Mi marido lo definió como delicioso, estaba en su punto de cocimiento, sólo que parecía que le habían vaciado una o dos latas completas de chícharos, exagerado en cantidad. En fin supusimos que el chícharo es la verdura favorita del chef.
Por mi parte opté por un carpaccio de alcachofa de $78, estas láminas de alcachofa están acompañadas de otras de queso parmesano encima, así como arúgula y un aderezo de albahaca que redondea en un agradable sabor y una opción ligera que era justo lo que buscaba.
Desgraciadamente tardaron más de la cuenta en llegar los platos principales pero en realidad no fue causa de mayor molestia, pues el lugar es bonito y acogedor.
Al fin llegó lo esperado, nuestros principales, él eligió un cordero adobado envuelto en hoja de plátano con tortillas de maíz hechas a mano de $135. Mientras tanto, yo empeñada en buscar platillos más ligeros ordené un atún marinado al carbón de $155, cocido por fuera, crudo por dentro, menciono esto porque en la propia carta puntualizan que todos sus platillos son preparados con los más altos estándares de calidad, lo cual se nota, pero que en el caso de los crudos son servidos bajo el propio riesgo del comensal.
Asumí ese pequeño "riesgo" que valió la pena, el atún no podía estar más fresco, tenía la virtud como debe ser de no oler precisamente a pescado. Mientras tanto él quedó contento con lo tierno del cordero, cuya porción no es tan grande como parece al estar envuelta en esa hoja de plátano, resultando una medida justa.
El tinto que enmarcó la tarde fue una copa de Ribera del Duero Callejo cuatro meses de $85 para cada quien. Un vino joven que terminó por agradarnos aunque nunca por encima de las delicias que disfrutamos provenientes de su cocina.
Seguimos batallando un poco con respecto a la atención de los meseros hasta que uno que no era el nuestro, muy amable se aproximó a nuestra mesa para recitarnos de memoria todas las opciones de postre que tienen.
Extraño a su costumbre, mi marido quiso uno para él solo, me refiero al helado de turrón de $45 hecho ahí mismo, mientras que yo no resistí y seleccioné el blintzes con salsa de moras de $52.
Este helado de la casa no alcanzó las alturas de aquel que hemos disfrutado en la Costa Vasca o en el Blu, para mi gusto le falta ser más cremoso. En cuanto al blintzes es un festín al paladar y resultó un cierre con broche de oro, éste es un rol de queso mascarpone con una salsa de moras encima igualmente rica, aunque me hubiera encantado compartir esta elección con alguien para aminorar el pecado. Lo mejor de todo es el queso que lleva, es fresco, blando, muy cremoso, de sabor suave elaborado a base de nata de leche.
Obviamente no podíamos omitir los cafés, el espresso de $20 para mi marido y el capuchino de $27 para mí, ambos bien hechos y estos sí no demoraron.
En Don Amador sobresale el sabor y la presentación de sus platillos, así como lo impecable de su decoración por encima de su servicio, pero desde luego que resulta una experiencia grata, que para vivirla se recomienda llamar al 5616-1253.

FW: En la linea del Prendes






Sugerencias del Gourmet / En la línea del Prendes

Reforma

(27-Jul-2007).-


El restaurante Prendes ha sido una referencia. Por este sitio pasaron muchos personajes de la vida política y cultural del País. Luego, más allá del original, se prolongó la tradición en otros locales, entre ellos el del Frontón México y desde hace unos años el Don Amador, que mantiene el mural característico que retrata a esos hombres que han sido parte del acontecer nacional. La imagen emblemática es la de su fundador don Amador Prendes, en tanto que también están Diego y Frida, algunos ex presidentes de la República, y un amplio etcétera.
Decorado sin amaneramientos de ninguna índole, el restaurante está diseñado para que a través de sus espacios el comensal tenga una experiencia agradable. Ya en la mesa se piden unos Escamoles ($180.00), para nadie es extraño que estas larvas de hormiga sean un plato mexicano de singular exquisitez. Más si se cocinan con la elegancia que lo hacen en Don Amador: fritos a la mantequilla, con perejil y chile serrano picados de manera muy fina. El resultado es que con el auxilio de unas tortillas calientes y un poco de salsa el gourmet estará satisfecho. El contrapunto entre lo mexicano y lo español lo marcan unas Croquetas de jamón serrano ($65.00), que están muy apreciables.
El vino seleccionado es un Faustino I Gran Reserva 1996 ($550.00), que es un tinto espectacular por sus aromas profundos y su gran cuerpo. Respira su fuerza y conserva los vahos de esos Riojas que, al menos durante una época larga, fueron el corazón de los viñedos españoles en el mundo.
Viene ahora una Ensalada de espinacas ($74.00), que tiene la hortaliza tierna acompañada por champiñones, cebolla frita y un aderezo suave. El resultado es correcto. En donde hay una falla sensible es en la Crema de pétalos de rosa ($60.00), que se presenta con un crotón de ajo y queso de cabra. La textura de la crema es un tanto inapropiada: densa y con un color que parece artificial, el plato carece de matices, es plano y los sabores complementarios la mejoran.
Debe destacarse que el servicio es adecuado, con esa amabilidad que se agradece porque está impregnada de profesionalismo. En esos juicios se está cuando llegan los Camarones en salsa de Figueiras ($230.00), que se presentan con un puré magnífico de pera al cardamomo. Los camarones están fritos en aceite de oliva y la salsa está preparada con una crema al jamón serrano. Esta última sala al platillo. Una sugerencia podría ser que la salsa estuviera a un lado de los mariscos y que el comensal los remojara con ligereza, sin estar todo cubierto como se presenta ahora.
Mejor resulta el Filete marinado en paprika ($149.00), que lleva una excelente mantequilla al queso azul que combina muy bien con la carne. El término medio fue respetado y el platillo, en fin, es recomendable.
Para concluir la degustación lo mejor es una Crême brulée de avellanas ($69.00) que saboreada con un Exprés ($26.00), el paladar quedará satisfecho. Luego de eso lo mejor es partir para evitar los chubascos de la temporada.

Es don amador Buena opción



Rebanadas / Es Don Amador buena opción

Reforma

(20-Jun-2003).-


Habíamos escuchado mucho del restaurante Don Amador, inspirado en las recetas de Amador Prendes Alvarez quien dedicó 50 años de su vida al arte culinario. Este restaurante sin pretender ser el Prendes busca halagar a sus comensales ofreciendo una cocina mestiza, en la cual puedes disfrutar desde gusanos de maguey y escamoles hasta cordero y otros platos más europeos. Como ellos mismos dicen, su intención es mezclar el barro de las ollas con el cobre de las cazuelas.
Frecuentado ya por hombres de negocios tanto maduros como jóvenes por no decir yuppies, este sitio en su corta trayectoria ha logrado tener buena aceptación en la gente que trabaja por el rumbo.
Localizado en la calle de Presidente Mazaryk 275 primer piso, en el mismo complejo donde se encuentran El Lugar, Tuscan Grill y Acqua, este sitio tiene grandes ventanales que miran a la avenida y techos altos que le dan amplitud.
En un costado puedes apreciar una especie de mural. Un rápido y cordial servicio son la tónica durante la estancia.
Haciendo caso a la intención de sus creadores intentamos combinar platillos autóctonos con ibéricos. Para abrir boca a mi marido se le antojaron los sesos a la mantequilla negra de $52, presentados como un carpaccio, es decir en láminas en un plato extendido con mucha mantequilla y puré de papa al centro. No cabe duda que para quienes gustan de los sabores fuertes ésta es una buena opción.
Mientras mi marido elegía el vino a disfrutar, un argentino Santa Julia Malbec de 285 pesos, yo buscaba algo antes del platillo fuerte y lo convencí que pidiéramos para ambos un fideo seco de 50 pesos, con sus trocitos de aguacate su crema y muy bien sazonado, es uno de los mejores que hemos probado.
Llegaron nuestros platos fuertes a la mesa, para él, un cordero adobado de 135 pesos y para mí una pechuga de pollo rellena de queso brie y espinaca de 105 pesos.
El cordero de mi marido venía deshuesado y envuelto en hoja de plátano acompañado de unas pequeñas tortillas de maíz hechas a mano, la verdad es que bien pudo ser el platillo de la tarde, cuando recién te lo sirven crees que te trajeron un mixiote. En cambio el pollo de mi elección a pesar de su relleno que de inicio me llamó la atención, no fue la maravilla del siglo.
Por cierto, el vino fue un buen acompañante sin ser protagonista, eso sí fue testigo de nuestra plática porque la verdad el lugar invita a la charla. El servicio aunque es atento no es encimoso y la distancia entre mesas es muy propia para tener privacidad, además con el bullicio resulta difícil escuchar otras conversaciones.
Llegó el momento del postre, extrañamente mi marido se animó a probar el creme bruleé de 57 pesos, mientras que yo opté por la tarta de plátano con salsa de chocolate de 47 pesos.
El postre de él venía adicionado con avellanas y comentó que le empalagó demasiado por eso no lo terminó. Al mismo tiempo, yo disfrutaba de mi elección, una combinación de plátano con chocolate que me gustó, aunque el hojaldre de la tarta estaba un tanto duro.
Al final me conformé con un vaso de agua (16 pesos), pero mi marido no perdonó su espresso (20 pesos).
No cabe duda que cierto encanto tiene Don Amador pues tiene mucha competencia, ya que lo custodian varios restaurantes de buena calidad, pero ahí va. Hay que decir que estaba prácticamente lleno a mediados de semana.
Sin duda volveremos para probar más de sus especialidades, deben guardar más secretos para llamar la atención de tanta gente.

lunes, 17 de enero de 2011

como decimos las cosas

What We Say; How We Say It...Does It Matter?

Happy New Year!  Let's resolve to make this a banner year for all of us, shall we?
Ok, I'm getting right to it:  does language matter?  And what exactly do I mean by "language" and how it matters to us and our guests?
Let me start by sharing one of my favorite statistics with you:
  • WHAT WE SAY:                              7%
  • HOW WE SAY IT:                           38%
  • HOW WE LOOK:                             55%
          WHAT WE DO:                   100%
Everyone is always shocked when they find out that what we say matters so little.  Rather, how we say it matters more and, even more shocking, how we look matters more than that!
By the time we get to that 55% number, the "what we do" point is made and completely accepted.
So my point is - our communication techniques are probably more important than whether or not we place the entree plate on the left or the right.
Usually, I use this chart before a "Calm the Crabby Customer" session.  That was the original point of the chart's design.  But when you think about it, it's relevant for all aspects of communication, good or bad.
We take so much for granted in our daily communication with our families, co-workers, clients and even strangers in passing.  My favorite example and most irritating pet peeve is the throw-away phrase "How are you?"  If you just look at that question, it looks innocent enough, right?  You might think someone actually wants to know how you are.  And they might!
However, think about how many times a day you hear that question in passing.  We expect it and we respond the way we're supposed to.  We always say, "Fine, thanks."  And we carry on.  We don't even acknowledge this interaction.
The same thing happens in our interactions with our guests.  I'll cut right to the chase on this because I could go on for PAGES about all my gripes on our use of the English language.  Wherever I go I hear servers complain that guests don't tell them that something is wrong with their food until it's too late.  Let's assume that the server is following the steps of service and, after two minutes/two bites, she stops by the table to do a quality check.  What do most of us say to our guests?
"How is everything?" OR "Is everything ok?"
You might as well be saying, "How are you?"  Our guests know their lines in this little act as well as we do.  They know they're supposed to say "Fine, thanks."  OR "Yes, thanks."  The sub-text is, "We are doing our part by not rocking the boat and slowing down the evening for you."
We don't want them to have a problem, of course.  But we should want to know if there is a problem so we can fix it, yes?  Anyone who has been in the business for any amount of time at all can tell you that many times you can make a bad situation even better than if nothing bad had happened at all.  I'm not suggesting that we go out looking for problems - not quite.
I am suggesting that we change our language to invite guests to be more honest about their experience.  How do we do that?  We have to change the script.  When we change what we say, they will have to change what they say.  Instead of asking the usual (and boring) "Is everything ok?", ask a question that makes your diners stop and think about what you just said.  You might be pleasantly surprised to hear a different answer.  Aside from the fact that you might be suggesting that the food you serve is just "ok" with your question, you're also not asking a valid question.
A better question might be, "Are you enjoying your dinner this evening?"  Your homework is to come up with other questions that evoke more honest answers from your guests.  There is another benefit to this technique.  You might still hear "yes" and "great," etc.  But you have also put it into your guests' brain that you actually care.