viernes, 21 de enero de 2011

Don Amador/vicisitudes citadinas


Rebanadas / Vicisitudes citadinas

Reforma

(11-Mar-2005).-



Desde cuando tenía ganas de regresar a Don Amador en Avenida de La Paz, que según su dueño hace honor a Don Amador Prendes fundador del famoso restaurante Prendes que estaba en 16 de Septiembre en pleno Centro de la Ciudad, renombrado por su cocina mexicana, la gente famosa que lo visitaba y por un mural donde aparecerían estos personajes una vez que pasaran a mejor vida.
A sabiendas de esto y con el antojo de comer lo que se conoce como "comida mestiza" fuimos a este establecimiento que respetuoso de la tradición tiene los clásicos murales como parte de su decoración, ambientado además en espacios abiertos con una muy rica luz natural y toques de el tan de moda minimalismo mobiliario.
De su carta sobresalen platillos tan diferentes que van desde los tacos de lengua en salsa verde hasta los pulpos a la gallega. Metidos ya en este ambiente mi marido no dudó en pedir su tequila Herradura blanco como aperitivo de $65, acompañado con sangrita, limones partidos y sal de grano. Yo en cambio pedí una limonada, no por desentonar, pero en una tarde calurosa y viniendo del tráfico insoportable que parece que es y será parte del paisaje permanente del DF se me hizo lo adecuado.
Para la hora en que llegamos, más o menos las 2:15 de la tarde, había pocas mesas ocupadas. La verdad es que ni cuenta nos dimos, pero cuando volvimos la mirada al lugar, ya se encontraba con una muy respetable concurrencia. Me percaté que en la mesa de al lado, un grupo de señoras no se sentían muy cómodas en las sillas, que no es que estén mal; tienen descansa brazos y asientos muy ricos, pero la verdad es que el respaldo, al ser curvo, tal vez con el tiempo resulte un poco incómodo para nosotras. Ni tardo, ni perezoso, el mesero les hizo llegar unos cojines para la espalda, que agradecieron infinitamente.
Para abrir boca, pedimos los ya citados tacos de lengua de $52 hechos con tortillas meneadas y también un fideo seco (ni tan seco) de $50 que estaba buenísimo. Pedimos también para compartir un cebiche de camarón con pulpo de $92 muy bien sazonado, fresco y muy sabroso que acompañamos de unos chilitos toreados bravísimos pero que combinaron muy bien.
Aunque el plan original era pedir el filete Chemita, se trata de un filete marcado y frito en mantequilla que es una de las especialidades, decidimos seguirnos con la temática del mar y mi marido pidió al capitán que si le podían preparar el Filete Rodrigo, que no viene en la carta, que consiste en un filete de huachinango desmenuzado cubierto con cilantro, jitomate y cebolla picados, limón y salsa sazonadora acompañado con tortillas para taquear, y que cuesta $140 pesos.
Redondeamos este agasajo con una botella de vino Arabarte Tempranillo 2003 de $370, joven y adecuado para nuestra comida. En general nuestras selecciones resultaron muy afortunadas. Las salsas que acompañan a los platillos, son igualmente buenas. Tienen una roja de chile guajillo, otra roja pero de chipotle y otra verde de chilito serrano. El único pero, con ganas de ponerme exigente, por la altura del lugar, se lo pondría a las tortillas, que no están recién hechas.
A la hora del postre ya saboreaba algo dulce. Al quedar todavía un poco de vino mi marido, fiel a la tradición, necio en sus decisiones, pidió que probáramos un queso manchego español de $90, que le gusta curado con un chorrito de aceite de oliva y pimienta. Esta vez su opinión fue muy acertada, estaba excelente, el aceite de oliva le daba un sabor muy bueno y así, al más puro estilo europeo, cerramos con broche de oro.


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