viernes, 21 de enero de 2011

Es don amador Buena opción



Rebanadas / Es Don Amador buena opción

Reforma

(20-Jun-2003).-


Habíamos escuchado mucho del restaurante Don Amador, inspirado en las recetas de Amador Prendes Alvarez quien dedicó 50 años de su vida al arte culinario. Este restaurante sin pretender ser el Prendes busca halagar a sus comensales ofreciendo una cocina mestiza, en la cual puedes disfrutar desde gusanos de maguey y escamoles hasta cordero y otros platos más europeos. Como ellos mismos dicen, su intención es mezclar el barro de las ollas con el cobre de las cazuelas.
Frecuentado ya por hombres de negocios tanto maduros como jóvenes por no decir yuppies, este sitio en su corta trayectoria ha logrado tener buena aceptación en la gente que trabaja por el rumbo.
Localizado en la calle de Presidente Mazaryk 275 primer piso, en el mismo complejo donde se encuentran El Lugar, Tuscan Grill y Acqua, este sitio tiene grandes ventanales que miran a la avenida y techos altos que le dan amplitud.
En un costado puedes apreciar una especie de mural. Un rápido y cordial servicio son la tónica durante la estancia.
Haciendo caso a la intención de sus creadores intentamos combinar platillos autóctonos con ibéricos. Para abrir boca a mi marido se le antojaron los sesos a la mantequilla negra de $52, presentados como un carpaccio, es decir en láminas en un plato extendido con mucha mantequilla y puré de papa al centro. No cabe duda que para quienes gustan de los sabores fuertes ésta es una buena opción.
Mientras mi marido elegía el vino a disfrutar, un argentino Santa Julia Malbec de 285 pesos, yo buscaba algo antes del platillo fuerte y lo convencí que pidiéramos para ambos un fideo seco de 50 pesos, con sus trocitos de aguacate su crema y muy bien sazonado, es uno de los mejores que hemos probado.
Llegaron nuestros platos fuertes a la mesa, para él, un cordero adobado de 135 pesos y para mí una pechuga de pollo rellena de queso brie y espinaca de 105 pesos.
El cordero de mi marido venía deshuesado y envuelto en hoja de plátano acompañado de unas pequeñas tortillas de maíz hechas a mano, la verdad es que bien pudo ser el platillo de la tarde, cuando recién te lo sirven crees que te trajeron un mixiote. En cambio el pollo de mi elección a pesar de su relleno que de inicio me llamó la atención, no fue la maravilla del siglo.
Por cierto, el vino fue un buen acompañante sin ser protagonista, eso sí fue testigo de nuestra plática porque la verdad el lugar invita a la charla. El servicio aunque es atento no es encimoso y la distancia entre mesas es muy propia para tener privacidad, además con el bullicio resulta difícil escuchar otras conversaciones.
Llegó el momento del postre, extrañamente mi marido se animó a probar el creme bruleé de 57 pesos, mientras que yo opté por la tarta de plátano con salsa de chocolate de 47 pesos.
El postre de él venía adicionado con avellanas y comentó que le empalagó demasiado por eso no lo terminó. Al mismo tiempo, yo disfrutaba de mi elección, una combinación de plátano con chocolate que me gustó, aunque el hojaldre de la tarta estaba un tanto duro.
Al final me conformé con un vaso de agua (16 pesos), pero mi marido no perdonó su espresso (20 pesos).
No cabe duda que cierto encanto tiene Don Amador pues tiene mucha competencia, ya que lo custodian varios restaurantes de buena calidad, pero ahí va. Hay que decir que estaba prácticamente lleno a mediados de semana.
Sin duda volveremos para probar más de sus especialidades, deben guardar más secretos para llamar la atención de tanta gente.

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